A tu isla te llamaron!

Casi llegamos. Aunque nunca se a dónde. Sam me lleva por el mal camino.. y yo trato de contarle al mundo sobre la vida cósmica de las luciernagas

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domingo, julio 31, 2005

60 años despues

Tengo la cabeza tan llena de cosas que estoy más que segura que no voy a poder comunicar lo que siento. Hace diez años no se me hubiese ocurrido que alguna vez pudiera tener un espacio propio donde pudiera contar mis cosas, un aparatito que pesa 70gr para hablar con mis amigos y una madre "cibernetica". Me asombro como alguna vez mis abuelos se habrán asombrado con la televisión en colores. Me maravilla nuestra capacidad para reducir miles de km a un click. (esta mañana me deseo buen dia una amiga americana, antes de ir a su trabajo!)
Quizás es por eso que me desiluciona terriblemente saber que a través de las mismas tecnologias pude ver en vivo un avión estrellandose contra un edificio, tres o cuatro guerras, un transbordador espacial explotando por los aires, o una persona perdiendo su cabeza. La violencia latente en casi todo lo que leo, lo que escucho, lo que veo. Encontrarme registrando tres diarios en busca de alguna buena noticia para alegrar esta mañana de domingo.
Más de medio siglo después, una de las culturas más antiguas del planeta sigue sufriendo las consecuencias de una decisión. Otra no encuentra manera más alla de la violencia ( y agrego : cobardía) de transmitir su ideología.
Llamadas potencias, algunas naciones no tienen en cuenta la voluntad de sus pueblos. Otras no pueden hacer oir su voz, mientras que la gran mayoría permanece sumida en un profundo silencio disfrazado de neutralidad.
No podemos hacer mucho para cambiar esto, no podemos evitar que algun demente empuñe un arma ni que un loco presione un botón. Lo que podemos hacer es condenar la violencia desde lo cotidiano. Podemos cambiar la sociedad en que vivimos comenzando por la familia , reeducandonos desde el respeto por la vida, la dignidad humana, por nuestra propia individualidad.
En la era de las comunicaciones, y considerandonos tan modernos, es triste que no podamos comprender al projimo.